Que vengaaaaaaa!!!

Hola!!! Este es el blog de la célula 97 de Brisas. Y te preguntarás, ¿qué es una célula?, ¿tendrá algo que ver con Biología? Pues.. digamos que si... somos un grupo de jóvenes que nos reunimos un día a la semana (cada Jueves) para conocer más de la palabra de Dios y de su propósito para nuestra vida en un estudio muy práctico y adaptado a tu vida cotidianaa...Nos juntamos todos los jueves a las 8:30 PM y están invitadísimoooos!!!

viernes, 5 de marzo de 2010

Papá protector...


Recuerdo historias que me platican aquellos que se estrenan como papás. Alguien alguna vez me contó que de recién nacido su bebé, no dormía en las noches solo por quedase viéndolo.


Desde recién nacidos podemos experimentar su cuidado hacia nosotros, soportando llantos de largas horas, desvelos, estando al pendiente de que no nos falte nada, dando aun su propia vida o limitándose ellos de manera que nosotros podamos recibir lo mejor. Mis padres me han expresado muchas veces que desde que ellos tuvieron a sus hijos, no han dormido igual.


Nuestros papás buscan en todo tiempo nuestra protección. Cuando somos pequeños nos cuidan que no nos lastimemos, que no toquemos cosas que pueden hacernos daño o que no juguemos con determinados objetos. A veces me sorprendo de cómo las mamás pueden tener "ojos por todas partes" al momento de que los niños están en casa jugando.


Y así, nuestros padres velan por nuestra seguridad, aun cuando los hijos se han ido de casa para formar sus propios hogares.


¡Así es Dios con nosotros! Dice el salmo 121 que Él nos guardará de todo mal y que no dará nuestro pie al resbaladero. La diferencia aquí es que DIOS NO DUERME: "ni se dormirá el que te guarda" (v3). Dios vigila de día y noche de manera que podamos ser librados de todo mal. "Él guardará tu salida y tu entrada, desde ahora y para siempre" (v8).


Si nuestros padres lo han hecho, ¡¡cuánto más Dios que es nuestro Padre Celestial!! Si hemos conocido la protección de nuestros papás, ¿por qué entonces dudamos de la protección de Dios?


La condición es que reconozcamos que el socorro viene de Él. Sólo Él puede librarnos de todo mal, de toda angustia, así que no dudemos, no temamos, Él es un Papá protector y tendrá cuidado de nosotros. Así como un niño pequeño busca el refugio de sus padres y con ellos siente seguridad, así nosotros busquemos a Dios en todo tiempo y estemos seguros en Él.

martes, 2 de marzo de 2010

Mi confianza está en Él.

En estos tiempos que estamos viviendo y las noticias que escuchamos cada día, tenemos dos opciones: o morirnos de angustia y vivir temerosos, o confiar en el poder de nuestro Señor. Claro, no estoy diciendo que nos arriesguemos a andar en lugares peligrosos a altas horas de la noche, o ponernos en situaciones de peligro, estoy hablando de cada día confiar en el Señor, a pesar de ver tantas cosas malas.
Un ejemplo claro de alguien que ponía enteramente su confianza en el Señor es el Rey David, cuya vida fue buscada por muchos para ponerle fin, y quien manifestaba su seguridad hacia Dios en cada uno de sus salmos. Particularmente señalaré el salmo 54 en donde pide ser librado de sus enemigos. El Señor nos pide que le invoquemos en el día de nuestra angustia y que Él nos librará y nosotros le honraremos (salmo 50) y David sabía que eso era lo que tenía que hacer. Él tenía la CERTEZA de que sería librado de sus enemigos porque conocía QUIEN ES DIOS y había visto su poder obrando en él. Por ello clamaba a Él y con toda seguridad declara: "He aquí, Dios es el que me ayuda; El Señor está con los que sostienen mi vida (Salmo 54:4). ¿A quién estás tú invocando ahorita? ¿Quién es tu ayudador?
Reconócelo a Él, invoca su nombre y Él te librará, sacrifica voluntariamente a Él alabanza y confía que Él es poderoso para librarte de todo mal, PON TU CONFIANZA EN ÉL, no en las situaciones, no en las cosas que veas, confiésalo en fe como tu ayudador, y Él te sostendrá porque EL CUMPLE SU PALABRA.
"Voluntariamente sacrificaré a ti; Alabaré tu nombre, oh Jehová, porque es bueno. Porque él me ha librado de toda angustia, Y mis ojos han visto la ruina de mis enemigos. (Salmo 54:6-7)